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La insuficiencia renal (también conocida como insuficiencia del riñón) es una condición que puede tomar dos formas distintas: aguda (cuando se presenta repentinamente) y crónica (cuando se desarrolla lentamente a lo largo de al menos tres meses).[1] La insuficiencia renal aguda puede conducir potencialmente a la insuficiencia renal crónica.[2] Durante ambos tipos de insuficiencia renal, los riñones no pueden realizar las funciones necesarias que tu cuerpo requiere para mantenerse saludable. A pesar de la similitud entre ambos tipos de insuficiencia renal, las causas, los síntomas y los tratamientos varían significativamente. Aprender acerca de los síntomas y de las causas de esta enfermedad y ser capaz de diferenciar entre las dos formas puede ser beneficioso si a ti o a un ser querido se le ha diagnosticado insuficiencia renal.

Parte 1
Parte 1 de 2:

Reconocer los síntomas de insuficiencia renal

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  1. La insuficiencia renal aguda y crónica suelen estar acompañadas por una alta producción de orina o ninguna. La insuficiencia renal crónica, de manera específica, está acompañada de incontinencia urinaria o de infecciones recurrentes en el tracto urinario. El daño a los túbulos renales da como resultado la poliuria, que es la producción excesiva de orina y que generalmente ocurre durante las etapas iniciales de la insuficiencia renal. La insuficiencia renal crónica también puede causar una disminución en la cantidad de orina, que ocurre generalmente en formas más avanzadas de la condición. Otros cambios urinarios pueden incluir los siguientes:[3]
    • Proteinuria (durante la insuficiencia renal las proteínas y los glóbulos rojos se filtran en la orina. Las proteínas en la orina producen una orina espumosa).
    • Hematuria (la orina naranja es el resultado de los glóbulos rojos en la orina).
  2. Uno de los primeros signos de insuficiencia renal aguda es la fatiga. Es posible que esto se deba a la anemia, que es cuando no tienes los glóbulos rojos necesarios para transportar el oxígeno a tu cuerpo. Mientras menos oxígeno tengas, más cansado y frío te sentirás. La aparición de la anemia se atribuye al hecho de que los riñones producen la hormona eritropoyetina (EPO), que hace que la médula ósea produzca glóbulos rojos. Sin embargo, debido a que los riñones están dañados, la producción de la hormona es menor y, por tanto, también es menor la producción de glóbulos rojos.[4]
  3. El edema es el término médico que se usa para la acumulación de líquido en tu cuerpo y puede ocurrir tanto en la insuficiencia renal aguda como en la crónica. Cuando los riñones dejan de funcionar como deben, el líquido se acumula en las células y causa la hinchazón. Esto sucede mayormente en las manos, en los pies, en las piernas y en la cara.[5]
  4. El mareo, la falta de concentración y la apatía mental pueden estar relacionados a la anemia, ya que no llegan a tu cerebro los suficientes glóbulos rojos.[6]
  5. La enfermedad renal poliquística hace que quistes llenos de líquido se acumulen en los riñones y, algunas veces, en el hígado. Estos quistes pueden ser dolorosos. El líquido en los quistes contiene toxinas que pueden dañar los nervios de las extremidades inferiores, lo que puede causar la neuropatía, una disfunción de uno o más de los nervios periféricos. La neuropatía, a su vez, causa dolor en la espalda baja y en las piernas.[7]
  6. A medida que los riñones empiecen a fallar, los productos de desecho metabólico, que son mayormente ácidos, empiezan a acumularse en el cuerpo. Los pulmones tratarán de compensar esta alta acidez eliminando el dióxido de carbono a través de la hiperventilación. Esto hará que sientas como si no pudieras recuperar el aliento.[8]
    • También puede haber una acumulación de agua en los pulmones, lo cual hace difícil respirar normalmente. Esto se debe a que los pulmones no pueden expandirse adecuadamente durante la inspiración debido al líquido circundante.[9]
  7. La insuficiencia renal crónica causa prurito (el término médico para la comezón). Esta comezón se produce a medida que el fósforo se acumula en la sangre. Todos los alimentos contienen una cantidad determinada de fósforo, pero algunos alimentos, como los productos lácteos, contienen más fósforo que otros. Los riñones saludables son capaces de filtrar y eliminar el fósforo del cuerpo. Sin embargo, durante la insuficiencia renal crónica, el fósforo permanece en tu cuerpo y hace que se formen cristales en la piel, lo que produce la comezón.[10]
  8. Esto es especialmente cierto en el caso de la insuficiencia renal crónica. En este caso, los síntomas solo aparecerán cuando el riñón ya no pueda eliminar los productos de desecho del cuerpo ni mantener el equilibro de agua.[11]
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Parte 2
Parte 2 de 2:

Identificar los factores de riesgo para la insuficiencia renal

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  1. Ciertas condiciones médicas suelen preceder a la insuficiencia renal aguda y crónica. Si sabes que tienes algunas de las siguientes condiciones, sé especialmente cuidadoso de cualquier síntoma similar al de la insuficiencia renal que puedas desarrollar y consulta prontamente con un doctor para obtener más instrucciones:[12]
    • infarto de miocardio o ataque cardíaco
    • obstrucción del tracto urinario
    • rabdomiólisis o daño renal debido a la degradación muscular
    • síndrome urémico hemolítico u obstrucción de los vasos pequeños en el interior del riñón
  2. Si notas síntomas atribuidos a la insuficiencia renal y tienes una de las siguientes condiciones, consulta con un doctor para obtener más instrucciones. Las condiciones que pueden conducir a la insuficiencia renal crónica incluyen las siguientes:[13]
    • diabetes mal controlada
    • hipertensión de larga data o presión arterial alta
    • glomerulonefritis crónica o inflamación de los filtros pequeños de los riñones[14]
    • ciertas enfermedades genéticas (como la enfermedad del riñón poliquístico, el síndrome de Alport o el lupus sistémico)
    • cálculos renales
    • nefropatía por reflujo o retroceso del flujo de orina (el cual regresa a los riñones)
  3. Un diagnóstico de insuficiencia renal (crónica o aguda) suele tomar la forma de análisis de sangre, pruebas por imágenes, mediciones de gasto urinario o biopsia de riñón.[15]
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Advertencias

  • Si experimentas o has experimentado alguno de los síntomas antes mencionados, ve a la sala de emergencias inmediatamente.
  • Siempre consulta con un doctor para obtener un diagnóstico preciso.
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